El interés por cuestionar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud

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Hace algún tiempo que desde el Ministerio de Sanidad y Política Social se promueve un trabajo necesario e interesante para la sociedad española que es establecer un Pacto de Estado por la Sanidad en España. No alcanzo a saber con todo lujo de detalles si esta necesidad es sentida o no por la población española, pero de lo que estoy absolutamente seguro es que es necesario establecerlo desde la responsabilidad política de los que en este momento la tenemos.
Es necesario trabajar en un Pacto de Estado por la Sanidad en España para mantener en el tiempo un Sistema Nacional de Salud con los valores y principios que en este momento tiene y que es muy bien valorado por la sociedad y obtiene unos resultados de salud muy importantes. Sin embargo, el debate de una parte de la derecha española se resiste por «principios» a llegar a Pactos e intenta desvirtuar este trabajo argumentando que es necesario este pacto debido a que la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud está en un grave riesgo inminente. Y nada más lejos de la realidad. El momento económico por el que atraviesa el mundo y las necesidades económicas que pueda haber no constituyen riesgos inmediatos para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, otra cosa diferentes es que no podamos seguir creciendo en la cartera de servicios al ritmo que lo hemos hecho en el pasado, pero eso no es un riesgo para la sostenibilidad.
Se explica este discurso de una parte de la derecha de poner en entredicho la sostenibilidad, si analizamos lo que a continuación ocurre y no es otra cosa de proponer fórmulas de colaboración público-privadas que conllevan a una privatización encubierta y continuada de la Sanidad allí donde gobiernan.
Se puede analizar la necesidad de incluir en la gestión de lo público herramientas y metodologías de la empresa privada que han dado resultados positivos contrastados, se pueden incluir herramientas de colaboración público-privadas en determinados aspectos de la sanidad como lo son el campo de la investigación o de la innovación por ejemplo. Pero en ningún caso, se debe confiar en el discurso de que la gestión privada es más eficiente que la gestión pública de la Sanidad. Eficiencia es la relación entre los recursos a disposición de los gestores y los objetivos alcanzados, y hasta ahora ningún modelo de privatización de todos los imaginados en nuestra sanidad ha dado muestras de mejorar la eficiencia globalmente, en cambio ha llevado a riesgos contrastados, la selección perversa de pacientes, quedándose con la atención de los pacientes con menos complicaciones y que su atención es más barata y desviando a otros centros públicos realmente públicos a los pacientes más complicados y que su atención es más cara.
Por tanto, no hace falta un Pacto por la Sanidad por el riesgo inminente de la sostenibilidad del sistema, hace falta un Pacto por la Sanidad de forma preventiva para mantener la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud que hoy conocemos y valoramos a largo plazo. Con la evidencia científica disponible las estrategias de privatización que se están utilizando no se pueden asumir si queremos un Sistema Nacional de Salud de cobertura universal y en el que aportamos en función de lo que tenemos y utilizamos en función de lo que necesitamos. Ese es el Sistema Sanitario del que quiero seguir disfrutando y en el que creo desde mis convicciones políticas y técnicas de la equidad, la justicia social, el reparto de la riqueza y la solidaridad.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Algunos mitos de la política sanitaria

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sanidad_publicaCierto es que en cada país de nuestro mundo existe un sistema sanitario. Pero también lo es que nuestro Sistema Nacional de Salud en España, es hoy lo que es por esa maravillosa Ley General de Sanidad del año 1986. Piensen en quién gobernaba en España en esa época, sólo una política de izquierdas y socialista podría haber ideado una conquista social como ésta. Dicen que en la actualidad existen cada vez menos diferencias entre las políticas de derechas y de izquierdas. Este es un nuevo mito que se deja caer a la población, cuando en realidad si que existen esas diferencias. El Sistema Nacional de Salud es hoy lo que es por esa diferencia ideológica. Desde el socialismo se vive como una conquista social disponer de una sanidad, cómo la que hoy tenemos, enfocada como un derecho. La derecha no lo vive como derecho, lo vive como la puesta en marcha de servicios dirigidos a la población.
Sin entender la sanidad como un derecho de los ciudadanos, los términos de justicia social, equidad, igualdad y solidaridad suenan huecos. Pueden formar parte de un discurso político deshilachado, falto del sentido real de cada uno de los términos, que suponen la consolidación de un derecho en España que hoy no se cuestiona nadie. En eso si que no existen diferencias, son raros los casos de querer destruir la conquista social alcanzada, aunque hay tremendas amenazas en algunas de nuestras Comunidades Autónomas, que ante la dificultad en la gestión, tiran de una privatización encubierta, y los políticos de esas autonomías negando la mayor. Sorprendentemente siguen pensando, los políticos de derechas, que lo privado es eficiente y lo público sólo gasto.
En una reflexión personal el valor que más destacaría de nuestro actual Sistema Nacional de Salud es la justicia social, adecuar el sistema a las necesidades de salud de los ciudadanos. Con la sanidad española contribuimos por lo que tenemos y la utilizamos en función de las necesidades. Eso es la justicia social, esto es lo que redistribuye la riqueza y lo que la genera al consolidar un derecho. La equidad siempre va detrás de la justicia social. Equidad sin justicia social es «café con leche para todos». Y solidaridad sin justicia social previamente es la beneficencia y de esto último ya vivimos mucho en este país, quizás demasiado.
Esta priorización de los valores es la diferencia fundamental que se establece por los políticos que ven en la sanidad un derecho, frente a los políticos que ven en la sanidad un servicio.
La derecha durante una época intentó «modernizar» esta sanidad y a través de las Leyes de acompañamientos de los presupuestos generó una serie de elementos que privatizaban la sanidad, curiosamente la financiación siempre es pública, pero la gestión privada y así nacieron las fundaciones sanitarias entre otros engendros que a la larga se ha demostrado que salvo excepciones hacen una selección de los pacientes que atienden en la puerta de entrada de los centros hospitalarios como son las urgencias, derivando los pacientes de mayor complejidad y por ende que necesitan más recursos para la asistencia a los centros hospitalarios públicos.
Hemos de concienciarnos con todos estos aspectos y luchar por seguir manteniendo un Sistema Nacional de Salud como el que disfrutamos, también hemos de cuidarlo y todos tenemos nuestra parte alícuota de responsabilidad en esto haciendo un uso racional y adecuado del mismo.
Pero es muy importante contarle a los más jóvenes que lo que ellos ven como algo muy normal, como si hubiera estado siempre, no estuvo siempre se necesitó de la política de izquierdas para hacer esta conquista social que hoy disfrutamos.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Dicen que el sistema sanitario de Estados Unidos está en crisis

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Hace algunas semanas que nuestros medios de comunicación está impregnados por dos temas, el primero sin lugar a dudas la crisis económica mundial, el segundo la campaña electoral que libran Obama y McCain.
Hace días algunos diarios comentaban que la sanidad era uno de los caballos de batalla de esta campaña electoral, apuntando que ya que parecía que el sistema sanitario estadounidense estaba en crisis. Yo no sé si está en crisis, pero lo que está claro es que no da respuesta a los ciudadanos y a sus problemas de salud. Pero además no es algo nuevo, si llamamos crisis a esto, desde luego lleva muchos años en crisis, pero yo creo que a lo que llaman crisis es a la insuficiencia de un sistema sanitario a dar respuesta a la sociedad salvo que tengas dinero.
La sociedad está enferma de problemas de salud que requieren de una gran inversión en políticas de salud pública, esos problemas de salud se benefician claramente de la prevención y promoción de la salud. Problemas como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras son agradecidos a la puesta en marcha de políticas sanitarias basadas en la salud colectiva. Pero ¿cómo hacer esto en un sistema sanitario como el estadounidense? dónde millones de ciudadanos no tienen cobertura sanitaria, donde para poder tener una cobertura sanitaria digna cada familia debe gastarse por encima de los 500 dólares mensualmente. Y esta cifra se incrementa si se requieren prestaciones como los transplantes.
Hace unos días Obama decía en uno de sus mítines «Como muchos americanos, vi a mi madre pelearse con su compañía mientras estaba en la cama muriendo de cáncer; eso no debería ocurrir». Es tremendamente trágico que un país que se pone de ejemplo de desarrollo las coberturas sanitarias son tan bajas.
El problema es que una revolución para hacer un sistema sanitario con cobertura universal se me antoja complicado, ya que las compañías sanitarias ya han encontrado su «mercado» y no creo que estén dispuestas a bajarse. La reforma será complicada, pero al menos debe intentarse.
Queridos blogueros el sistema sanitario americano es el ejemplo de haber privatizado absolutamente todo y los resultados deletereos que tiene para la atención sanitaria que proporcione justicia social y la salud pública. Las marcha atrás en estos sistemas sanitarios son difíciles, sólo funciona algo parecido a la beneficiencia que tuvimos en este país hace muchos años.
Por todo eso, mis deseos de reforma para ese país y mi rechazo a la privatización, la privatización no tiene marcha atrás y si la tiene es traumática.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Las propuestas de privatización ponen en riesgo a la Salud Pública

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Vivimos en una «sociedad de consumo» donde el bienestar se asocia a conseguir todo y rápido. Donde se le da mucha más importancia a la solución al aquí y ahora, que a programas preventivos que nos ahorre llegar a situaciones a las que haya que darles respuestas. Con ese contexto sociológico asistimos a la privatización de determinados centros sanitarios. Si antes las sociedades desarrolladas han apostado por invertir cuanto más mejor a la medicina asistencial pura y dura en detrimento de la medicina preventiva, la privatización de determinados centros sanitarios abunda aun más en este abandono de la Salud Pública. Los gestores de estos centros que se privatiza su gestión solamente entienden la eficiencia bajo un criterio economicista que desvirtua cualquiera de los programas de prevención y promoción de la salud.
En estos tiempos toca reivindicar el papel que ha tenido la Salud Pública en que nuestro país haya conseguido el nivel de salud que tenemos, los indicadores clásicos de salud de las poblaciones como la mortalidad maternoinfantil entre otros se debe claramente a las medidas de Salud Pública muy pocos beneficios para la salud colectiva han proporcionado las medidas exclusivamente asistenciales.
Ahora que parece que desde la política sanitaria en algunas Comuninades Autónomas no se tiene en cuenta la Salud Pública y si se tiene en cuenta no se sabe donde se coloca, se hace necesario apostar por ella, contar a todos los ciudadanos la importancia que tiene, que los sistemas sanitarios que solamente apuestan por la calidad asistencial, y menos en la calidad de la atención llevan aparejado a lo largo del tiempo que la calidad caiga.
Por todo ello, apostemos, reivindiquemos y votemos a aquellos que apuesten por la Salud Pública de forma clara, eso es una política sanitaria con gran base social.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

La amenaza de la privatización de la Sanidad

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Viñeta de El Roto (Periódico El Pais)

Viñeta de El Roto (Periódico El País)

A veces se vende la privatización de los servicios públicos como un camino necesario e inexorable hacia la búsqueda de la eficiencia en la gestión de los mismos. Y me revelo contra ello, la privatización de servicios públicos tan esenciales como lo son la educación o la sanidad han llevado a una verdadera pérdida de la eficiencia, pero además la supuesta mejora en la gestión se debe a una selección perversa y falsa de los potenciales usuarios de esos servicios. Por ésto último es por lo que los servicios privatizados son más económicos. Hay ejemplos de como los primeros intentos de privatización de una parte de la Sanidad en España a través de los modelos de Fundaciones Sanitarias llevaron a que los centros privatizados seleccionaban muy bien a los pacientes que atendían, derivando a otros centros públicos los pacientes con casos complejos y quedándose los más sencillos.
Me revelo además cuando se habla del copago, cuando se hablan de modelos de gestión como los PFIs, los PPPs y otras invenciones que no llevan más que a privatizar gestión de centros sanitarios y ponerlos en manos que miran por una concesión de varios millones hecha a empresas y no por considerar la sanidad como un DERECHO del ciudadano.
Estamos en riesgo, primero lo estuvimos cuando durante un época el INSALUD en España apostó por las Fundaciones Sanitarias con resultados a la larga no muy aceptables. La regulación de estas se realizó a través de las Leyes de acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado, impresionante e impresentable técnica jurídica.
Pero ahora determinadas Comunidades Autónomas de España está apostando por «nuevas fórmulas de gestión» de centros sobretodo hospitalarios, que de nuevas no tienen nada, que ya han mostrado su fracaso en países de nuestro entorno como el Reino Unido entre otros. Y que consisten en una concesión de obra pública a una empresa o unión de ellas y que se encargan durante el tiempo que dura la concesión (30 años v.g.) de «gestionar» los centros en cuestión.
Pero además con el agravante que las empresas no tienen porque entender de Sanidad, es decir pueden ser contructoras (todo mi respeto hacia ellas, pero «zapatero a tus zapatos»).
Estos modelos llevan a un camino inexorable a la privatización que provoca mucho riesgo ante un Sistema Nacional de Salud como el español que tiene muchas virtudes que las pierde con estas apuestas.
Nos queda probar y eso si son «nuevas fórmulas de gestión» la aplicación de técnicas de verdadera economía social a la sanidad, eso proporcionaría una gestión basada en criterios matriciales de gestión de organizaciones sanitarias que velarían por el interés de proporcionar el derecho que es la Sanidad.
Mi rechazo a las fórmulas de privatización, creo en la Sanidad como derecho, no como servicio exclusivamente.

José María Vergeles Blanca
Médico de Familia