¡Un respeto a la Salud Pública!

Deja un comentario

papa_condonHoy no podía dedicar mi reflexión del día a otra cosa que no sea de la falta de respeto del Papa por toda la prevención y la promoción de la salud, así como por las políticas de salud pública. En sus declaraciones, en un lugar donde hay una pandemia de SIDA, sobre el preservativo. Hoy cuando volvía del trabajo había una tertulia muy interesante en la Cadena SER, en ella participaban un médico infectólogo, una afectada de SIDA, un cooperante de una ONG que trabaja en África desde hace muchos años… Todos, así como las autoridades de diferentes países han coincidido en calificar de inapropiadas las declaraciones de este señor.
Afortunadamente vivimos en un país desarrollado, medianamente bien informado y comentarios como este pasan desapercibidos para la sociedad con criterio. Pero el cooperante comentaba que el catolicismo está creciendo en África, y añadía que al mismo ritmo que está creciendo la tasa de infección por el Virus del SIDA ¿tendrá relación con las políticas de prevención que fomentan?
Muchas autoridades piden y exigen una rectificación a la que me uno. ¡Un respeto a la salud pública y a la prevención y promoción de la salud!
Me reafirmo en mi petición de responsabilidad en esta apuesta por la NO salud.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Palabras contra la salud

2 comentarios

obisposPodría haber sido la noticia del día, pero desgraciadamente no lo fué. Y digo desgraciadamente, ya que ese ataque isrraelí humanamente intolerable se llevó todos los titulares. Pero yo creo además, que si la nueva concentración «Rouquiana» no ha conseguido el impacto en prensa que se esperaba, se ha debido también, en una parte alícuota, a la actitud inteligente del Gobierno de España de no polemizar.
Sin embargo, es bueno poner las cosas en su sitio. En algún momento estos señores que organizan estas concentraciones o que utilizan sus púlpitos y que dicen esas palabras tendrán que dar cuenta de su contribución a la NO salud, a la enfermedad, al fomento del dolor o a la desgracia humana. Utilizar la palabra como lo hacen es una constante contra la prevención, la promoción de la salud o la rehabilitación de la enfermedad. Desean un caldo de cultivo para que no desaparezca esas creencias basadas en el miedo, el dolor, la enfermedad o la situación de indefensión.
Coincide además con la aparición de un estudio en Pediatrics, una prestigiosa revista de Pediatría donde se pone en evidencia que el rechazo a los hijos o a los seres queridos por ser homosexuales lleva de forma clara a una pérdida de salud mental y física, aumentando de forma clara la tendencia al suicidio. Pero estos resultados son extrapolables a los rechazos por tener una determinada estructura familiar o haber recurrido al aborto en los supuestos legales.
Esta semana pasada han arremetido contra el preservativo, contra el aborto, contra las parejas homosexuales, palabras que se suman a la confusión ante la sedación terminal, y tantas otras barbaridades.
Sólo les sirve la familia nuclear, que no utiliza preservativo o cualquier otro método anticonceptivo, que se aguanta si alguno de los embarazos supone un riesgo muy importante para el futuro niño o la madre. Pero además que ninguno de estos hijos sea homosexual y que si en algún momento, padecen una situación de terminalidad «sufran» en el lecho del dolor ante un mar de dudas. Como dirían ahora ¡que fuerte!
No está mal, como dice el chiste cuando el niño Jesús era un niño con dos padres, eso si que es una familia nuclear.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Estaban tardando en «ladrar»

1 comentario

Ya estaban tardando y no me equivoqué cuando en una entrada anterior a este Blog apuntaba que no tardarían en «ladrar» los de siempre por el diagnóstico preimplantacional. Y así lo han hecho, esos señores de la Conferencia Episcopal ya han hecho un comunicado contra el diagnóstico preimplantacional y la «selección» del embrión sano, dicen ellos. Y abundan diciendo que esta selección hace que el niño que ha nacido es un fin en si mismo para curar a su hermano. y que además eso hará que se alteren los afectos.
Es impresionante, estos señores siguen pensando que los humanos queremos con los genes o con la genética. ¿Cómo se puede ser tan retorcido para pensar que una familia va a tener menos afecto, cariño, cuidado con un niño que ha nacido tras un diagnóstico preimplantacional? Habla mucho de ellos este comentario, tanto que haciendo una redución al absurdo las familias que tienen hijos adoptados no los pueden querer, es imposible. Siempre he pensado que los afectos van más allá de la genética, pero mucho más. Y que las funciones de la familia trasciende también a la genética.
Pero también se puede desprender, que según la Conferencia Episcopal, lo que necesita la Iglesia son personas con enfermedades, con discapacidades o en situación de dependencia. No se entiende nada.
Me eduqué en valores cristianos, pero sinceramente los planteamientos que ultimamente realiza la Conferencia Episcopal me llenan de decepción y de tristeza. No han sido capaces de abordar de forma sería, serena e introduciendo la sensibilidad cristiana en el debate bioético en ningún momento. Esperemos que esto cambie, y sobretodo que no sigan generando una falsa sensación de culpabilidad y una división que puede ser deleterea para la sanidad y la salud.
Mientras me apunto al «ladran, luego cabalgamos». Enhorabuena a las ciencias de la salud por los avances y a todos los que de forma seria abordan estos temas con una reflexión serena y sosegada.

José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Familia, estructura, pero también función

1 comentario

Hace unos días hemos asistido al pronunciamiento de una parte de la cúpula de la Iglesia Católica de nuestro país, dando por supuestas algunas nociones sobre lo que consideran familia. Duele ver la estrechez de miras que tienen, sobretodo sabiendo que es dentro de la Iglesia Católica donde las personas se «desnudan» y cuentan sus miserias, sus valores, sus virtudes, sus inquietudes, sus dudas…
Duele ver como algunos de los obispos han incluido dentro del concepto de familia, para ellos una única estructura familiar, dejando aparte las funciones que tiene la familia en sus diferentes tipos estrcuturales. Parece que dan más importancia a la estructura que a la función.
Soy médico y si en mi trabajo asistencial me hubiera guiado por el concepto de familia de los obispos desconozco si hubiese tenido que inhibirme ante la posible solución de algunos problemas de las familias, al no ser consideradas algunas estructuras como familia.
Las familias estructuralmente la más frecuente es la nuclear, es decir aquella compuesta por una pareja y su descendencia. Esta es la más frecuente desde el punto de vista estadístico. Pero además los obispos excluyen a la pareja cuando está formada por dos personas del mismo sexo, además de otras exclusiones que por obtusas y gruesas me callo.
Pero además de la familia nuclear típica hay otros tipos, por ejemplo las personas sin familia, los equivalentes familiares…
Estos tipos que son considerados por los ciudadanos como familia se deben a que «se comportan» como familias, es decir cumplen funciones de familia. Dentro de estos grupos de personas hay cariño, se cuidan, se protegen, socializan, educan,… Y esas funciones si lo pensamos bien los cumplen muchos tipos de relaciones. Todos somos capaces de recordar frases como «somos como de familia», «claro son como hermanos», «se ha criado con ellos»…
Lo dice la sociedad, lo ha hecho normal y esa normalidad han decidido acabar con ella.
Son equivalentes familiares amigos que viven juntos durante tiempo, compañeros de trabajo que viven juntos, ancianos ingresados en residencias de ancianos y los religiosos que viven en clausura. Parece que estos tipos para la Iglesia Católica no tienen estas funciones, esto deberían decírselo a sus religiosos que están en conventos de clausura, a las residencias de ancianos que llevan desde la Iglesia Católica…
A veces puede parecer que el sentido común no casa bien con cierta jerarquía eclesiástica, esperemos que esto pase, ya que la dimensión religiosa en nuestra sociedad, a pesar de ser un país aconfesional, tiene importancia.

José María Vergeles Blanca