Cooperación desde la Sanidad

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Hoy he estado moderando una mesa redonda donde se han presentado experiencias de profesionales sanitarios del Servicio Extremeño de Salud, de cooperación internacional para el desarrollo.
Se han presentado 4 experiencias, dos de ellas en Perú, una en El Salvador y otra en Uganda. Todas tenían cuestiones comunes, la primera que apuntaron todos, que los profesionales cuando fueron a esos países recibieron más que dieron. Otra de las cuestiones es la necesidad del trabajo en Salud Pública, medidas que tienen que ver más con el saneamiento y con hábitos de vida que con la incorporación de tecnologías sanitarias.
Ha sido un lujo para mi escuchar esas experiencias. Los asistentes eran estudiantes de primer curso de diferentes titulaciones de la Universidad de Extremadura. Esta Universidad desde hace un par de años celebran Diversia, y la Semana Intercultural. Es toda una experiencia en el intercambio y en compartir experiencias, donde se pone de manifiesto la vocación de servicios de nuestros jóvenes y se entiende el concepto universitario también desde el compromiso social para con ciudadanos de otros países no tan desarrollados como el nuestro.
Viniendo a casa, en el coche, donde da tiempo de pensar en ese rato de soledad, he pensado en que nuestro principal capital como ciudadanos es nuestro conocimiento e información. Esto nos permite decidir de forma más autónoma en todos los ámbitos de nuestra vida. Pero además, nos sentimos en el deber de compartir esos conocimientos. Efectivamente necesitamos poner al servicio de los demás nuestros conocimientos, nuestras actitudes y nuestras habilidades.
Pero esta transferencia de conocimientos no debe ser forzada, ni impuesta. Debemos tener en cuenta las creencias, los valores, y tantas otras cosas que hacen que esos conocimientos que ponemos a disposición de los demás, éstos tienen la capacidad de usarlos y el modo en el que los usan a través de la interpretación y la aceptación que hacen de ellos.
Es un lujo poner nuestros conocimientos a disposición de los demás. Esa es la verdadera cooperación.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Las bajas laborales: una conquista social que hay que cuidar

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Hoy me gustaría reflexionar sobre la Incapacidad Temporal, coloquialmente conocidas como las bajas laborales o las bajas médicas. Las bajas laborales para los trabajadores son una gran conquista social, permiten que se pueda hacer reposo ante un determinado problema de salud para que se pueda sanar. Pero además, que este reposo se haga con el menor impacto económico para la persona enferma y su familia o entorno más cercano.
Las bajas son prescritas por el médico y a criterio de éste, que tras una valoración del estado del paciente y en base a la situación laboral y al puesto que desempeñe el paciente, decide si se necesita reposo para la curación o mejoría y lo prescribe.
Sin embargo, en España esta conquista social debe cuidarse. Los fondos no son ilimitados y se debe hacer un uso adecuado de esta prestación sanitaria y social. No hacer este cuidado sería poner en un serio aprieto a los fondos que se encargan de pagar el salario del trabajador que está de baja. La frecuencia de las bajas laborales en España tiene una clara tendencia creciente, esto si se necesita, no pasa nada. Pero debemos reflexionar y ser muy cuidadosos a la hora de solicitar la baja a nuestro médico. Es más debemos dejar a criterio del médico si de verdad estima que debemos estar de baja en el trabajo que desempeñamos.
No hay que hacer un uso de esta prestación basada exclusivamente en criterios economicistas, esto es una prestación sanitaria y social, pero si cuidarla. El sistema tiene que ser sostenible en el tiempo. Por otro lado se mezclan elementos de ética en esta prestación y en ese sentido también tenemos que hacer un uso adecuado de ella.
Las bajas laborales son una gran conquista social, es una prestación social y sanitaria, cuidemoslá entre todos o acabaremos con ella.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

La ética y la necesidad de médicos

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Ha sido, y está siendo el debate sobre la necesidad de médicos en el Sistema Nacional de Salud español. Aun lo será durante algunos años. España tiene un gran sistema de formación de médicos en cualquiera de sus etapas, pero es especialmente bueno el sistema de especialización basado en el MIR (Médico Interno Residente).
Pero de unos años a esta parte se ha producido de forma necesaria una disminución en los Licenciados o Graduados en medicina que salen de las Facultades de Medicina. Número que desde hace algunos años es inferior a las plazas para formación sanitaria especializada que se convoca en España, esto lleva a que existan más plazas para realizar la especialidad que licenciados en medicina terminan. Y ya llevamos tres años al menos que están quedando plazas de formación especializada vacantes. Puede parecer impensable en un país que necesita médicos, pero esa es la realidad. Y esto es así porque la oferta y la demanda de médicos está sujeta a variables que tienen influencia a corto, medio y largo plazo.
Estamos en los años posteriores a la descentralización completa de las transferencias en materia sanitaria y esto ha llevado a que 10 Comunidades Autónomas hayan realizado en los pasados 5 años más inversión que en mucho tiempo. Esta inversión se ha realizado con la sana intención política de dotar a las diferentes Comunidades Autónomas de Servicios Regionales de Salud que den respuestas a las necesidades de profesionales. Esto ha coincidido con lo explicado en el párrafo anterior. Ese incremento importante de necesidades de médicos y la disminución en la formación es la que ha dado lugar como causas más importantes a la necesidad de médicos del momento actual.
Pero lo cierto es que además necesitamos médicos de determinadas especialidades, no de todas y en determinados centros sanitarios, no en todos. Por tanto, se pueden adoptar medidas para paliar el déficit de médicos, pero las soluciones son a medio plazo.
Además estamos en un Sistema Nacional de Salud de carácter universal y gratuito en la prestación de servicios, con un incremento de la demanda de atención sanitaria muy grande. Hemos medicalizado muchos actos, más de lo deseable. Tanto que ahora estamos más preocupados por la seguridad clínica ante esas actuaciones que podrían evitarse, pero que ante la medicalización de la sociedad se realizan.
Esto nos lleva a necesitar cada vez más médicos, en una espiral que es conveniente racionalizar. Ya que decisiones en este sentido influyen sobre el resto de las políticas que influyen también en la sociedad.
Desde un tiempo a esta parte, se ha propuesto la solución de ir a buscar médicos a otros países, generalmente con un nivel de desarrollo inferior al nuestro. Si esta tendencia se generaliza debemos también pensar en el detrimento de «especialistas» que estamos provocando los países desarrollados con respecto a los que están en vía de desarrollo. Y es ahí donde se hace necesario una mirada desde la ética, donde se deben extremar las medidas de gestión de los recursos humanos en todo el Sistema Nacional de Salud de los países desarrollados. Y educar a la población para hacer un uso razonable de los servicios sanitarios, eso nos daría las necesidades más reales de médicos. Pero además debemos realizar un gran esfuerzo en todo el país por tener un verdadero registro de profesionales que nos permita disponer de una herramienta de planificación y de distribución de recursos.
Entonces estaremos más seguros de las necesidades y podremos racionalizar nuestras necesidades y de recurrir a recursos humanos de otros países la mayoría en países en vías de desarrollo influirá lo menos posible en generar un impacto menor en la falta de médicos en países cuyos indicadores de salud son bastante peores que los nuestros.
Esto no es negarse a un mundo globalizado (no se le pueden poner puertas al campo), tampoco es renunciar a la movilidad de médicos de unos países a otros, pero si es actuar con elementos de planificación y de gestión adecuados. Pero además basando nuestras decisiones en la ética.
 
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Muerte digna

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No sólo es necesaria la muerte digna, es necesario vivir la enfermedad de la forma más digna que se pueda. Dentro de esa dignidad se entremezclan una serie de condiciones que hacen sin duda que sea necesario involucrar a toda la sociedad y las diferentes sensibilidades.
Creo que somos todos los que queremos una vivencias de las enfermedades digna y, por supuesto, una muerte digna. En esto se mezclan mis conocimientos, mi información, mi cultura, mi sistema de creencias, mi sensibilidad, mi entorno, los mios, el control de mis síntomas, la deformidad que me provoque la enfermedad, la situación de dependencia que me genere, el poder decircir basado en todo lo anterior y el trato de mis médicos, enfermeras, cuidadores profesionales o informales.
Con toda esta constelación de determinantes para que viva la enfermedad y la muerte con dignidad no es fácil que se haga una conjunción adecudada de todos ellos para que mi vivencia como persona sea esa dignidad.
Para los profesionales que nos atienden es importante explorar nuestra sensibilidad, nuestro sistema de creencias, nuestros valores culturales, la situación de nuestra familia y la aceptación a los tratamientos.
Pero también la información cómo y cuánta dar, cual es el progreso de la proporción de información, cómo involucrarme en la toma de decisiones, ser autónomo en mis decisiones, permitirme elegir dentro de lo legal qué quiero o puedo hacer por mi enfermedad, ante varias alternativas cúal voy a elegir.
Cúal es el valor para mi de un día más de vida, que supone eso para mi y para mi familia, cómo se puede tener eso en cuenta para la aplicación de nuevos medicamentos, o medicamentos de uso compasivo…
Con todas estas circunstancias, las normas sirven para asegurar derechos, todo lo que podamos hacer a través de ellas hagamosló, pero lo verdaderamente importante es la implicación de profesionales y de la sociedad y eso es formación, información y cultura.

José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

Variabilidad en tiempos difíciles

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De unos meses a esta parte se ha instalado en nuestro mundo algo que nos hace sospechar lo difícil de esta economía globalizada. Es cierto, que en una parte se han producido incremento en el precio del petróleo asociado con una desaceleración en el negocio inmobiliario. Esto claramente se ha hecho eco en la sociedad y se ha producido una situación clara de impresión de estar en tiempos difíciles. Como el dinero ciertamente es «cobarde» hemos instalado en nuestra psique esa precaución, bajando el consumo y de esta forma contribuyendo de forma decidida a la desaceleración económica. En fin esto nos situa en una situación nueva que requiere de ejercicios de austeridad claros y de abundar en la eficiencia de nuestras acciones profesionales como contribución a una mejora de esta situación de dificultad económica.
En el campo de la Sanidad es claro los esfuerzos, más si cabe en la sanidad pública. Se hace más necesario invertir esfuerzos en la mejora de la eficiencia y de la calidad de las acciones del Sistema Sanitario Público. Consolidar y mejorar, frente a crecer. El lema de «no hacer más, sino hacerlo mejor».
Pero para llevar a esto a la práctica se necesitan esfuerzos por todas partes, las políticas verticales tienen poco éxito, es cierto, pero marcar el rumbo y las estrategias si es necesario. Es necesario un convencimiento de políticos y directivos, convencimiento de esforzarse en consolidar servicios y mejorarlos, frente a la oferta de más y más. Un convencimiento claro, lejos de repetir la frase, creer en la política que marca la frase de «no hacer más, sino hacerlo mejor».
Este convencimiento debe traducirse en la forma de actuar de políticos y directivos, para marcar tendencias y ejemplificar a los profesionales y a los ciudadanos. Esa es la estrategia más sensata y honrada para con nuestra sociedad. Ofertar calidad frente a más cantidad.
Dentro de la calidad y la eficiencia hay un concepto clave que es la Variabilidad en la práctica clínica que influye de forma decisiva en la seguridad para los pacientes, la eficiencia y el coste de las actuaciones sanitarias, la utilización racional y razonada de los recursos sanitarios y la evidencia científica en la toma de decisiones. El estudio de la variabilidad de la práctica clínica o de la práctica médica permite conocer hasta que grado de falsedad tiene el dicho de «cada maestrillo tiene su librillo». La investigación en este terreno debe ser una prioridad para los Gobiernos, conocer los determinantes de la variabilidad permite invertir en ganar en calidad de lo que hacemos, permite gestionar de forma eficiente para invertir en otras acciones y lo más importante en la seguridad de lo que hacemos en sanidad para pacientes y profesionales.
Sin embargo es más fácil seguir invirtiendo en nuevas cosas, en ofertar nuevos servicios, es más vistoso poner en marcha más y más tecnología, es más fácil deslumbrar con lo nuevo.
Pero frente a esa facilidad se encuentra la responsabilidad social, la ética en las decisiones y eso es lo que nos debe mover a los políticos en esta fase, la consolidación y la mejora progresiva de nuestro Sistema Sanitario Público. Es posible que no sea una exigencia explícita de nuestros ciudadanos, pero es una necesidad de progreso y social. Y en esta mejora existe una palabra clave la Variabilidad de la práctica.

José María Vergeles Blanca
Médico de Familia